El embarazo es una época en la que el volumen del cuerpo aumenta y tensa la piel, especialmente en la zona abdominal, los pechos, las caderas y los muslos. Si ésta no es lo suficientemente elástica, las fibras se dañan y aparecen las estrías, que son marcas con apariencia de cicatriz. Normalmente las estrías aparecen en el momento del embarazo en el que nuestro cuerpo cambia más rápidamente, hacia el tercer trimestre. A ello contribuyen los cambios hormonales, que implican una mayor producción de cortisol, que afecta a la resistencia de estas fibras. No todo el mundo desarrolla estrías: depende también de factores, como la genética, que influye en nuestro tipo de piel, o lo rápido que se gane el peso, entre otros.
A veces las estrías se desvanecen tal como aparecen: con el paso del tiempo, los cambios hormonales ayudan a que la piel vuelva a su estado normal, la misma disminución del estiramiento relaja las fibras dañadas y el cuerpo puede producir nuevo colágeno y elastina para repararlas. Sin embargo, en muchos casos esto no ocurre de forma natural y hay que ayudar a ello, con cosméticos e incluso tratamientos posteriores que mejoran la apariencia de la piel.
Por eso lo ideal en estos casos es adoptar un enfoque preventivo: mientras que eliminar las estrías suele ser más difícil que minimizarlas tratándolas antes de que aparezcan, además de más caro por los tratamientos que puede conllevar y con más posibles efectos secundarios, como molestias, hinchazón y picor, entre otros, prevenirlas puede hacer que sean menos visibles y que tarden menos en desaparecer.
La clave de la prevención de las estrías durante el embarazo: la hidratación
Una piel hidratada es una piel más flexible y elástica, ya que aumenta la producción de colágeno y elastina, y esto es fundamental en la prevención de estrías en el embarazo. Además, la hidratación reduce la hinchazón y el picor y fortalece la barrera cutánea.
Existen diferentes maneras de proporcionar a las capas de la piel el agua que necesitan y ayudar a retenerla, empezando por la más obvia, que es beber agua suficiente, pero hay también otras formas:
Beber agua suficiente
Durante el embarazo se necesita más líquido del habitual para favorecer la circulación fetal, el líquido amniótico y el mayor volumen de sangre, por lo que es recomendable beber entre 8 y 10 vasos de agua al día. Esto contribuye también a mantener la piel hidratada y reducir el riesgo de estrías.
Usar cremas y aceites hidratantes
Aplicarse cremas y aceites hidratantes en la piel, en sí mismo, puede ser una rutina placentera que nos puede conectar con nuestro bebé, gracias a los masajes que requiere en su aplicación. Además, pueden prevenir las estrías reduciendo la pérdida de agua transepidérmica al formar una capa oclusiva y reforzar la barrera lipídica, mejorando la integridad y la funcionalidad de la barrera cutánea y proporcionándole nutrientes que mejoran la estructura y la función de la piel, ambas cosas necesarias para ayudar a retener el agua ya presente en la piel.
Los aceites naturales para tratar las estrías de Famiskin lo logran gracias a ingredientes como la avellana, jojoba, calabaza y germen de trigo, que ofrecen una combinación eficaz de hidratación, regeneración y protección que puede ser muy beneficiosa en la prevención y tratamiento de las estrías. Otro componente estrella es la rosa mosqueta, que tiene un alto contenido en ácidos grasos esenciales, antioxidantes y retinoides naturales, que contribuyen a la reparación de tejidos y la renovación celular.
La dieta: un pilar fundamental en la prevención de las estrías durante el embarazo
Nuestra dieta durante el embarazo puede afectar a la prevención de las estrías en dos sentidos:
- Lo que comemos ayudará o no a mantener nuestra piel hidratada y elástica.
- Lo que comemos influirá en nuestro peso, que es lo que hace que aumentemos nuestro volumen de forma que estiremos más o menos nuestra piel.
Por eso deberemos seguir una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras y proteínas saludables, que aporten:
- Vitamina C, que favorece la síntesis de colágeno, responsable de la elasticidad de la piel, y que está presente en cítricos, fresas, kiwis, pimientos rojos y verdes y brócoli, por ejemplo.
- Zinc, que ayuda a la reparación y la regeneración de la piel, que se puede encontrar en carnes magras, mariscos, legumbres y algunas semillas como la de calabaza.
- Proteínas, como las presentes en la carne y el pescado, huevos y lácteos, así como las legumbres y frutos secos, que se necesitan para la formación del colágeno y la elastina, que ya hemos visto que son esenciales para una piel que resista los cambios de volumen del cuerpo.
- Los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6 también ayudan en la prevención de las estrías porque ayudan a mantener la barrera lipídica de la piel, lo que es crucial para su hidratación y elasticidad, y los podemos encontrar en pescados azules, frutos secos, semillas y aceites vegetales (de ahí que los aceites naturales de Famiskin contra las estrías también sean beneficiosos). Estos también tienen Vitamina E, que protege la piel contra el daño de los radicales libres, promoviendo la salud celular y la reparación de la piel.
Una consideración final: el componente genético
Hay que tener en cuenta que, como hemos apuntado al principio, la aparición de estrías durante el embarazo tiene un componente genético importante: si nuestras madres, hermanas o abuelas tuvieron estrías durante el embarazo es probable que nosotras también las tengamos. Y en este sentido hay que considerar que hay casos en los que, a pesar de tomar medidas de prevención y luego de tratamiento de las estrías, éstas no llegan a desaparecer del todo.
Lo importante es recordar que las estrías son una parte del embarazo y del parto como lo son otros cambios que vivimos, que tienen valor como parte de nuestro cuerpo y que son compatibles con una piel saludable y con una vida plena.